La obra puede incluirse en la categoría de álbum ilustrado, o sea, un libro en el que el relato se cuenta a través de imágenes y textos. No en vano, son las historias ínfimas las más reales y las más preciadas por olvidadizas, las que se vuelven vidriosas, demoníacas y las que calan hondamente. La francotiradora de su tía es un vivo ejemplo de ello, porque nada de lo que se dice pierde actualidad, prueba de ello es que nadie se conforma con esos fenómenos adicionales en los que no siempre nos detenemos. Son significativos los mandatos, en forma de microrrelatos (más o menos extensos), los aforismos (sentencias o dichas), o esos cuentos que lo dicen todo y nada, con independencia de las obligaciones y quién los abogue.   

¿Merece la pena vivir tantos años? Sigo echando de menos una espada medieval, y a ese alguien que restalle lo que millares de personas sabemos y no siempre entendemos. Tendría un impacto muy importante en mí, y llegado el momento, por respeto: mataría… ¿Sería capaz?

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