PEBELTOR

n11

Enero, 2019


Como si de una fuerza arrolladora y de una juventud alocada
he ido alimentando el ritmo de una novela (La frágil moral) durante meses,
hasta, llegado a un punto de euforia y desenfreno, no estar dispuesto a vivirlo.
Toda esa explosión de ideas no conforman ese mundo tan distinto, no,
y, empezaré de nuevo, apaleado, como un primo: culpable.

¿Por qué?
No he disfrutado,
olvidé que terminaría.
Viví sin permiso:
todo, nada.

¿Faltó cariño?, ¿traté de protegerme de todo?

Llegué a crear un microcosmos, otras madres, otros padres,

y algunos que otros simbolismos ocasionales,

más un protagonista: el Chincheta,

entre otros.

Conseguí ese sentimiento tan ideal,
en mi cabeza, que no en el libro.
Escribí para decir, y no dije,
siendo un elefante,
encerrado,
infeliz.

Europa
am6-luces
No envejecer
Lo que le preocupa a la gente
Los factores de competitividad
Señas de identidad
Museos y bellezas naturales
Lo alegórico
Todo lo sagrado
Lo indigno
Los sexos débiles
Las Américas
Pequeñas grandes diferencias
Odios, dinero
Las falta de ambición entre la juventud y la madurez
Llantos y remedios
portada-la-fragil-moral
Elegancia
El terreno fértil
Gestos que esperan respuesta
n12
Todos tenemos defectos a los que debemos sobreponernos,
como que el mundo perfecto no existe:
y no será fácil conseguirlo.

Quizás sea este el pueblo que les decía al comienzo,
villas a ultranza. Me he tomado ciertas licencias:
pero captura su esencia de forma indiscutible.
En meses podrán criticarme ustedes,
ahora siento yo, no mi retina:
volvemos a empezar,
entre tanto...

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