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Enero, 2019
Como si de una fuerza arrolladora y de una juventud alocada
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he ido alimentando el ritmo de una novela (La frágil moral) durante meses,
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hasta, llegado a un punto de euforia y desenfreno, no estar dispuesto a vivirlo.
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Toda esa explosión de ideas no conforman ese mundo tan distinto, no,
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y, empezaré de nuevo, apaleado, como un primo: culpable.
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¿Faltó cariño?, ¿traté de protegerme de todo?
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Llegué a crear un microcosmos, otras madres, otros padres,
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y algunos que otros simbolismos ocasionales,
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más un protagonista: el Chincheta,
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Conseguí ese sentimiento tan ideal,
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en mi cabeza, que no en el libro.
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Escribí para decir, y no dije,
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Lo que le preocupa a la gente
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Los factores de competitividad
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Museos y bellezas naturales
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Pequeñas grandes diferencias
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Las falta de ambición entre la juventud y la madurez
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Gestos que esperan respuesta
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Todos tenemos defectos a los que debemos sobreponernos,
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como que el mundo perfecto no existe:
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y no será fácil conseguirlo.
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Quizás sea este el pueblo que les decía al comienzo,
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villas a ultranza. Me he tomado ciertas licencias:
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pero captura su esencia de forma indiscutible.
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En meses podrán criticarme ustedes,
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ahora siento yo, no mi retina:
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