-Si salgo de mi casa ya no volveré.
Es lo que escuché de boca de alguien, en un lapsus donde todo tenía cabida, entonces comprendí por qué aquella mujer obvió decírselo a sus seres queridos. Desde entonces estoy cariacontecido y calmado. Algo sucede en mí. Aprecio las briznas de los días con otro sentir. Mi orden de prioridades no es que se haya alterado, se ha corregido sin magnificencias; despertándome… Sin serlo, la cruz de los casados se siente más si cabe en los días de añoranzas.
Donde no vuelve ni estando en su casa es a aquel sillón. Lo dio a una de esos seres con los que tampoco se atrevió a confesarse, eligió una amiga cercana, ese alguien delator que admitió –tenéis un problema- para bien a sabiendas.
La dura vida de las palabras perdidas que muy pocos se atreven a decir, extrañamente, es lo que es: pura realidad. La misma que sabría descíframe el sillón, ¿quién sino?… la de veces que lo habrán vestido de nuevo, tapizándolo. Fue anaranjado y rojizo estando rollizo, creo, de inicio, daba cosa sentarse; luego tuvo algo de bordados, me parece, en un crecer desmesurado, potente; después los blancos rotos más elegantes, con sus negros sin desconchones; por último, un marrón oscuro, atabacado… ¡y yo imaginándomelo tan verde!, tonto de mí: pura realidad, ya ha pasado por toda la psicología de los colores…
Quedaría el olor del tiempo pasándoles la vida como un raro espejismo. Negro porque estaba desnuda, porque lo hacía como…
Venía de ser un testigo mudo. Muerte, resurrección y muerte. Sin tabaco, que era de una generación sin humo. Parte…
Para el hombre sin rostro no era un detalle menor. Tratar de entender la conducta de ese ser humano le…
En mala ilusión cabía la paz, y eso que no pretendía volver a ser lo que era. Enfermo del cuerpo…
Nadie elegía su propio destino, ni donde descansaban las flores. El desasosiego de nuestro tiempo los hacía caminar como gatos…
La primera vez que le seguí se llegó hasta un extraño lugar de su calle, al comienzo de la parte…