El valor de una fecunda y plural actividad ha de contener lo excepcional… A su manera se arraigó a su solidaridad y continuó en su vaivén, obviando mis indicaciones; yo, también. A veces pensé que había demasiado convencimiento.
Ahora pienso que a lo mejor no es que no supiera o no quisiera, y eso que sé muy bien que las máscaras se usan para proteger a los que te importan cuando uno trabaja solo, pero por otros motivos, precisamente para no darnos al fracaso absoluto de la exigencia y sí guardarnos una esperanza relativa, fue algo edificante, y también hartazgo, porque creamos sin que yo fuera nadie, creo recordar… El caso es que:
Me toco y te tocas. Me tocan y lo sientes. Te acercas y me elevo. ¡Bajo y subes tú! Estoy, estás. Estuviste y aquí sigo. Me fui y me seguiste… Volví a irme, a verte y a no verte. Viniste a buscarme, mirándome y sin mirar. Tú, yo, él, ella… Y todo, partiendo de ser extraños.
Guardado quedaba lo que fueron el uno para el otro, más allá de lo visible de dos sillas, una mesa…
Después de malgastar su tiempo en quehaceres despreciables se volvieron a encontrar. Nunca les gustaron las armas, pareciéndoles vulgares. Su trabajo…
Si no millones, muchos miles de habitaciones cerradas había como esas. Vivían con ese rencor, más bien dolor. Se llegaron…
Quedaría el olor del tiempo pasándoles la vida como un raro espejismo. Negro porque estaba desnuda, porque lo hacía como…
Venía de ser un testigo mudo. Muerte, resurrección y muerte. Sin tabaco, que era de una generación sin humo. Parte…