No salí pitando de allí, pero poco me faltó. Y encima mamá se sentó a leerme en voz alta un libro clásico de algún autor ya muerto que ni era capaz de pronunciar. Con la anciana del sombrero, deambulando de un lado a otro, todavía.
Sus ojos se posaron en mí, quizás fue lo más determinante. Unos ojos inmóviles, incluso cuando la anciana del audífono se paseaba a su lado.
No vuelvo a ir al cine con esas degeneradas en mi puta vida, ni eligiendo yo la película de antemano. Han tenido tanto y tan poco, que ni dieron un respingo una sola vez… Y yo, que pensaba que eran dos que se querían, e iban a ver pasar un barco desde una praderita. ¡Hostia puta con la peli! Llevo tres días con la radio y las luces encendidas y cada vez que oigo el timbre no me muero por poco.
La forma de sus senos incipientes a través del jersey holgado me sigue mirando, y juraría que estaba viva y la mataron allí mismo, en pleno directo. No dijo ni una sola palabra más. Espero que la policía no sospeche de nosotros. ¡Cómo iba a pensar yo eso, si fui por entretenerlas!
Si no millones, muchos miles de habitaciones cerradas había como esas. Vivían con ese rencor, más bien dolor. Se llegaron…
Quedaría el olor del tiempo pasándoles la vida como un raro espejismo. Negro porque estaba desnuda, porque lo hacía como…
Venía de ser un testigo mudo. Muerte, resurrección y muerte. Sin tabaco, que era de una generación sin humo. Parte…
Para el hombre sin rostro no era un detalle menor. Tratar de entender la conducta de ese ser humano le…
En mala ilusión cabía la paz, y eso que no pretendía volver a ser lo que era. Enfermo del cuerpo…
Nadie elegía su propio destino, ni donde descansaban las flores. El desasosiego de nuestro tiempo los hacía caminar como gatos…