La persistencia de la memoria, la omnipresencia del tiempo, el movimiento perpetuo, el dominio sobre la humanidad y la mirada tímida pero bienintencionada quedó en eso… en ser un reloj blando, duro. Desactivado. Que no quería a nadie. Tal que una persona de reloj cuando todo se había terminado. Sin nadie, sin nada. Ni besos, ni abrazos, ni lágrimas, ni caricias. Nada.
Solo ser la dulce inercia; obligado a aprender de nuevo a ser frágil en un mundo infinito. A aprender a leer sombras de otra manera. A chocar contra la censura, y la literatura de la derrota.
Solo.
Si no millones, muchos miles de habitaciones cerradas había como esas. Vivían con ese rencor, más bien dolor. Se llegaron…
Quedaría el olor del tiempo pasándoles la vida como un raro espejismo. Negro porque estaba desnuda, porque lo hacía como…
Venía de ser un testigo mudo. Muerte, resurrección y muerte. Sin tabaco, que era de una generación sin humo. Parte…
Para el hombre sin rostro no era un detalle menor. Tratar de entender la conducta de ese ser humano le…
En mala ilusión cabía la paz, y eso que no pretendía volver a ser lo que era. Enfermo del cuerpo…
Nadie elegía su propio destino, ni donde descansaban las flores. El desasosiego de nuestro tiempo los hacía caminar como gatos…