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Besos en la frente

Para los azares de las naturalezas, para las ruinas de la vida y los hombres, para los que necesitan cosas que no aman, para quienes envejecen con dignidad aunque al fusil no le queden más cartuchos, para quienes lo quieren todo, para olvidar de alguna manera… los regalos más bonitos, besos, siempre, besos en la frente; y no cuestan dinero, ni vidas.

En la frente. Por el frío y por el calor, por el dolor de la vida y sus días; por el candor de sus emociones; por las lágrimas de un payaso; por los arquetipos difíciles de olvidar.

De uno, solo decían saber su nombre.

Ni redichos ni pedantes, tampoco de pantomimas o retrógrados. Besos con los que poder barrer las olas de la playa y hacerse con el mar/la mar, sentidos, de los de buscar pistas pero no dejar señales, mucho mejores que esos del darse la mano, heterosexuales, patriarcales, ejecutivos o caballerosos. Besos de mujer y de hombre, de adultos y niños.

De creer en ella y su ausencia dándole paso a su eternidad.

Difíciles de olvidar por cuando la realidad humedece la tierra y procura ese barro de los efectos indeseados y hay que luchar, todos, chicos de juventud y adultez temprana, niños, niñas, prefigurando los horizontes sean los que sean.

De los de entrar, en las vidas sin anunciarse.

Besos que son virtud y no siempre adivinan el riesgo, en el mundo venial de las cosas que se dicen y no se dicen, como los padres a los hijos o viceversa amén de otros diálogos y contrariedades; conversaciones, en las que rara vez se convencen los unos a los otros y que el mero gesto de por sí ya modula siente y hace sentir.

De los que evitan, que alguien busque justicia en una botella de gasolina, prendiéndose.

Y a batallas de amor campos de plumas… que cuando todo acabe quien no los tuvo no será ni el recuerdo de un recuerdo.

PEBELTOR

Pedro Belmonte Tortosa

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Pedro Belmonte Tortosa
Tags: barrer las olasbatallas de amorbotella de gasolinacampos de plumasrecuerdo de un recuerdo

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