Si todo empieza, se supone que todo tiene un final. Fugitivos va de eso, de mirarse a los ojos para entenderse y apenas poder hacerlo. Uno puede llegar a ser tan escurridizo, que ni las persianas cerradas son un obstáculo insalvable como para dejarle un presente a modo de flor cortada a quien se cree que debería de estar. Ni siendo inmensamente rico y tonto se podría reducir a tan ardua simplicidad la necesidad de ser feliz.
¿Se puede decir puta sin ofender? Hay tantas contabilidades en el día a día, que uno no acierta a comprender tanto número animado, y dado que fui un gilipollas, por qué no filosofar también sobre esos milagros que no son tales.
Quedaría el olor del tiempo pasándoles la vida como un raro espejismo. Negro porque estaba desnuda, porque lo hacía como…
Venía de ser un testigo mudo. Muerte, resurrección y muerte. Sin tabaco, que era de una generación sin humo. Parte…
Para el hombre sin rostro no era un detalle menor. Tratar de entender la conducta de ese ser humano le…
En mala ilusión cabía la paz, y eso que no pretendía volver a ser lo que era. Enfermo del cuerpo…
Nadie elegía su propio destino, ni donde descansaban las flores. El desasosiego de nuestro tiempo los hacía caminar como gatos…
La primera vez que le seguí se llegó hasta un extraño lugar de su calle, al comienzo de la parte…