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Siempre hay algo que decir

No mirar ventana abajo es un acuerdo con consecuencias. Hasta la favorita del tirano lo hace en su palacio del sentimiento. Y de no ser por ese peludo y menudo extraterrestre travieso, la dama sería negra y ella misma sería su caos. Pero como Siempre hay algo que decir, toda orden lleva a su contraorden, y el que se equivoca es el que toma las decisiones.

¿Dónde encontrar las fuentes de ejemplaridad cuando uno no es feliz? Aquello de los héroes circunstanciales o de lo de fijarse y observar, no son más que haces de luces frías, negociando en términos que no son los idóneos. 

Son esos aportes de tesorería los que nos deberían de importar, y no ser domadores de fieras, cuando no se es rehén de las indulgencias.

Pedro Belmonte Tortosa

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