Categories: Extraños (Blog)

Se mató aquella misma noche

Se mató aquella misma noche como si estuviera en el garaje de su casa. Gané la primera partida, y entonces él se puso furioso. En la mesa de atrás, un hombre calvo que venía de vestir bata blanca nos escuchaba. Los del comedor ni siquiera repararon en nosotros.

En esa ciudad nada era lo que parecía. Ni los edificios, ni los pasos de peatones, los perros, las farolas, las mujeres. Era un puto barco. Enorme. Donde se bebía agua de botella en los camarotes. Con hombres que iban en calcetines o con pijama. Hasta con mondadientes por entre sus labios.

Sin embargo, la noche en la que jugué al billar se hizo el silencio por unos instantes. Al cabo de dos domingos todos queríamos salir. Me sentí culpable.

Le acaricié su pelo corto, parecido al de un bebé; y la abracé con dulzura hasta que sus hombros se dejaron caer del todo. Como novio no podía soportar un montón de cosas. Nos dijimos adiós con las manos y nos separamos.

El perro también se manchó.

Lo tenía todo,

y no tenía nada

Pedro Belmonte Tortosa

Share
Published by
Pedro Belmonte Tortosa
Tags: calcetinesperropijamaputo barco

Recent Posts

Dos sillas, una mesa, nadie

Guardado quedaba lo que fueron el uno para el otro, más allá de lo visible de dos sillas, una mesa…

4 días ago

Pasar más tiempo juntos

Después de malgastar su tiempo en quehaceres despreciables se volvieron a encontrar. Nunca les gustaron las armas, pareciéndoles vulgares. Su trabajo…

2 semanas ago

La habitación cerrada

Si no millones, muchos miles de habitaciones cerradas había como esas. Vivían con ese rencor, más bien dolor. Se llegaron…

3 semanas ago

La mujer que leía en negro

Quedaría el olor del tiempo pasándoles la vida como un raro espejismo. Negro porque estaba desnuda, porque lo hacía como…

4 semanas ago

Un cuerpo para el pecado

Venía de ser un testigo mudo. Muerte, resurrección y muerte. Sin tabaco, que era de una generación sin humo. Parte…

1 mes ago