Denunciar por dos veces no está bien, se podría convertir todo ese daño en un bombardeo de inutilidades; casi que mejor reiniciarse, para que nadie construya muros. En eso se convierte esa guerra titulada El chándal de la jubilación, en todas las mentiras que a uno le hacen grande, y en la acción más necia.
Sentir una soledad rara, es casi peor que no tener un plan de escape o pervivir en una noche sin girasoles. El donnadie menos ambicioso estaría menos desorientado, pero siempre hay un código de evacuación, y cada tiene el suyo. ¿Les gustaría vivir amnésicos, sin saber nada de todo lo anterior? Cada uno puede cambiar las reglas de su propio juego, ¿o no?
Quedaría el olor del tiempo pasándoles la vida como un raro espejismo. Negro porque estaba desnuda, porque lo hacía como…
Venía de ser un testigo mudo. Muerte, resurrección y muerte. Sin tabaco, que era de una generación sin humo. Parte…
Para el hombre sin rostro no era un detalle menor. Tratar de entender la conducta de ese ser humano le…
En mala ilusión cabía la paz, y eso que no pretendía volver a ser lo que era. Enfermo del cuerpo…
Nadie elegía su propio destino, ni donde descansaban las flores. El desasosiego de nuestro tiempo los hacía caminar como gatos…
La primera vez que le seguí se llegó hasta un extraño lugar de su calle, al comienzo de la parte…