Lejos del mundanal ruido también estorba lo que se oye cuando no se quiere. Es más, diría que todo lo bonito deja de serlo. Y no es por un amor prisionero, sino porque para atrapar a un lobo, a veces hay que atarse como cebo a un árbol, y eso te deja a merced de todo. En la obra Viento sobre el mar, uno deja de balbucear, sin llegar a saber del todo quién está verdaderamente detrás, y quién está un pasito más adelante, acrecentando las desigualdades, y obteniendo de cualquier mirada atenta un sol naciente como presencia de algo hermoso.
Es todo ese perdón que se le vuelve en contra a uno, lo que más me desconcierta y me desprotege. ¿Acaso de niños deberían adiestrarnos para el contraespionaje? He querido recuperar lo que me pertenece, y ni he conseguido ser un buen ladrón de sueños en este libro, me faltaban hasta los artificios., porque esta maldita economía de mercado, soterrada y silenciosa, esclava de lo ignorante, estigmatizada, no deja de ser la teoría de la opinión contraria… de esa mano tendida, la suya, la mía.
Quedaría el olor del tiempo pasándoles la vida como un raro espejismo. Negro porque estaba desnuda, porque lo hacía como…
Venía de ser un testigo mudo. Muerte, resurrección y muerte. Sin tabaco, que era de una generación sin humo. Parte…
Para el hombre sin rostro no era un detalle menor. Tratar de entender la conducta de ese ser humano le…
En mala ilusión cabía la paz, y eso que no pretendía volver a ser lo que era. Enfermo del cuerpo…
Nadie elegía su propio destino, ni donde descansaban las flores. El desasosiego de nuestro tiempo los hacía caminar como gatos…
La primera vez que le seguí se llegó hasta un extraño lugar de su calle, al comienzo de la parte…