La Francotiradora de su tía

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Booktrailer

¿Qué es?

Un compendio de microrrelatos, nanorrelatos, aforismos y un cuento.  

Viene a ser una ironía sobre las verdades incuestionables. No es un ataque a nada, sino un viaje, para esos ratos de descanso, o cuando se requiere charla y faltan temas, pensamientos, emociones. El libro ejerce de pequeño comandante o de bailarina obediente, según se quiera, cuando el alma tiene dos caras. Tiene su gimnasia mental, pequeña y singular, como todos los universos, porque data de las afonías del querer, de lo cotidiano, de errores y aciertos. Hasta se normaliza el odio, o la mitad de alguien valiente si fuera el caso. Es, en definitiva, el reloj de las horas perdidas. Pero dura lo justo, para que, en el último trago, nadie sea tan fuerte como esa francotiradora, que se opone a la deshumanización y falsedad, también a la incesante renovación de todo como si fuéramos objetos y no personas tratando con personas.

¿De quién trata?

Se trata de esa segunda mujer que todo ser tiene. Es alguien que dice y cuenta. Alguien con el corazón de napalm. Y de las que protegen lo que más importa. Ofrece su vanguardia con excelentes aperturas, meditaciones y ratos sonámbulos de sol, circuncisiones también. Sí, se impacienta, y es Satanás cuando quiere, al margen de la mejor oficinista, porque sabe ser isla, apartarse y dejarte ser y estar. Solo te lanza la ideas: su guerra, la de todos.

¿Cuándo se desarrolla?

La obra se fue narrando y diseñando con toda su sintaxis de ilustraciones y narraciones durante los años dos mil quince al dieciocho ambos incluidos. Y viene a representar las afueras, las nuevas amistades, esos días de septiembre (vueltas) y todas las burlas del tiempo con sus ávidas pretensiones.

¿Cómo se trabaja?

Con sugerencias alternativas, sin ataques. Ni se necesita adquirir más conocimiento para entender a esa tía-francotiradora, sino saber aplicar sus esbozos. Nada de ataduras, sin compromisos. Da tiempo a ponerse a contar las nubes mientras se lee, palpa, interpreta.

Ayuda más que cualquier otra terapia. La vida siempre tiene ases escondidos, como este libro. De haber remordimientos, las cosas vuelven a su lugar, sin darse casi cuenta. Pero está, y estará.

¿Dónde sucede?

Sucede en todos los lugares y ninguno, como la epidemia de la primavera, que no tiene más albor que el que se quiera; no obstante, tiene más tintes del antiguo continente que de ningún otro, porque el objetivo es hablar claro sin llegar a decir realmente nada, anteponiendo la repercusión personal de cada lector, sirviendo de herramienta práctica y real.

¿Por qué?

Porque todos somos príncipes destronados, o princesas que no duran más de cinco horas, o sea, parábolas de náufragos. Y no por ello el mundo agoniza, todo progreso tiene su sentido, hasta los ricos petulantes y las absolutamente creídas. No se cosifica nada. Las guerras de los antepasados son solo un fondo gris para que las hojas enrojezcan y se van mostrando a modo de letras y pinceladas sean eso: vida.

Porque de un libro sale de oro en sí mismo, del que poder tomar las doradas apariencias y saber darle racionalidad a las almas y diálogos herejes, siendo muerte, vidas y legado.

Algunos podrán tachar de reaccionaria a esa muchachita, porque no idealiza y pudiera ser fácilmente confrontable. Es algo que también esgrime, para quien corresponda, y, en consecuencia, servir a todos. Lo que no es nunca, amorfa ni sumisa. Siempre plantea su credo: “aún es de día”.  

¿Para qué?

Para descansar de todos los panoramas, y para ayudar a quien no pudo disfrutar plenamente de la infancia. Casi todos. El tiempo, ofrece sus descansos. Incluso para los hombres sin patria, esos que ni tienen rincones de ofensas o cipreses a los que ir a rezar en alto por lo bajo.

Y cómo no, para esas siestas con viento sur de astucias que hacen que tengamos madera de héroe interpretando los valores humanos siendo independientes, muy distintos entre nosotros, que no mochuelos. Pero como personas, nos guste o no, tenemos la raíz en la naturaleza de las cosas, y de ello se trata, de restarle símbolo a toda esa estrechez, abandonos y miserias con reductos de integridad y autenticidad. Ni una buena acción se queda sin castigo ¿no?

Voluptuosa y jubilada, sabe de todas las mortajas la que ha recorrido mundos y tierras heridas, y hace parada y fonda en este camino para que nos tintinee el sonajero y no nos acuchillemos. Un camino. Un pie en el paraíso, repleto de potencia, humanidad y un excepcional don…

¿Qué formato se aplica?

Se escribe en prosa. Con el infinito en la palma de la mano. Y todas las impaciencias para reunirlas en pocas palabras, que se materializan en esa música del mezclarlo todo a cielo abierto, compaginando letra e imagen sobre un mismo velo, tal que un jardín colgante en cada hogar. Señuelos, que son esencia. Dignidad y libertad humanas; ideas y justicia social.

Cualquiera puede extraer sus intensas y absorbentes narraciones: ella duerme aquí.

Necesitamos un lugar donde encontrarnos, son demasiadas voces contra el muro, dominios de escena y lagunas del pensamiento. Ese lugar para que no te olviden son relatos de la inmigración más mundanal, conciencia del dolor y las culpas, e infancias visibles e invisibles. Contextualizar todos esos escenarios de desigualdad, no sería más que una duda inútil si no fuera porque todas las conflictividades tienen la misma transversalidad, llamada perturbación, llamada deseo.

¿Qué se halla, extiende, aparta, cruza o desvía entre tantos ámbitos, disciplinas o parentescos?… Latidos, negocios, vértigos, comienzos, furias, decisiones, y los hoy por hoy, pero sobre todo, los reflejos, que no son más que nuestra prisión, disfrazados de dietas, poder, promesas y esa evolución a la que nos enfrentamos queramos o no.

Fugitivos, capacitados para desobedecer y arrancarnos en lo convencional, asistimos a la convención de ser polvo en el viento y sufrir el rumor perpetuo de esos aires que algún día nos recordarán todas las verdades que mecemos. Sentir esas ansias de contacto no es estar fuera de sitio, es ser un condenado-inocente más, como si nuestra esperanza dependiera de ello y nos lo hiciera saber de cuando en cuando, porque los deseos que no se piden a la cara por más que trabajemos en la locura del vivir atropelladamente… difícilmente se cumplen. De esos detalles imprecisos trata este clima de convencimiento, de elecciones y de choques, de generaciones y de cuando el después no vuelve a ser lo mismo que el antes. No en vano, un reflejo es una oda y una sensación extraña, y algo que no está, pero que conlleva redención y percute los silencios donde aúllan las colinas, todas. De ahí, que la inanición de un hombre se pueda expresar con la voz dormida del friso de la vida, en un tríptico donde se reúnen los secretos del aullar con masa madre, por aquello del “todo lo que soy”, el “nunca falta nadie”, y los “te esperaré despierto/a”.

TODOS formamos parte del círculo de sabiduría, la vida moderna y las confesiones de todas…
Valores
Amanecer
Huir
Apuesta
Ambición
Jóvenes
Cumplimiento
Parece
Más tarde
Desigualdad
Decreció
¿Para qué?
Ayuda
Casarse
Nunca
Decidirse
Furia
Espiar
Libertad
Bendición
Vuelve
Doctor
Después
Seamos
Brujos
Comienzos
Puñal
Guardo
Guerra
Casi todo
Deber ser
Hay cosas
Nimiedades
Extravío
Avaricia
En algo
Horror
Justo
Vida

 

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Jamás
Objetivo
Crimen
¿Qué?
Extrañezas
Siendo
¿Y?
Creer
Sentido
Partida
Eficiencia
Hoy por hoy
Trabajo
Corrupción
Muerte
Historias
Anestesia
Mirar
Unidad
Convivencia
Pobres ricos
Latidos
Escuchar
Ciencia
Negocio
Dinero
Publicidad
Fiabilidad
Claro que…
Silencio
Nunca
Venganza
Cazador
Darse cuenta
Juego de poder
Vértigo
Miedo
Aliento
Persistir
Ahora
Cuando…
Verdad
Tengo
Razón
Derecho
Pecar
Viuda
Evolución
Si hoy…
Promesa
Marioneta
Conmovedor
Patrañas
Dilema
Disfraces
Dieta
Poder
Pequeños
Paz
Prisión
Víctima

 

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Reflejos

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