enero 2018

29
Ene

¿Amor sin control?

26
Ene

La misma flor

Ciertas indignaciones son un torrente de belleza contenida. En el juicio de todos los jueves, he subido a las redes sociales donde tiene presencia la marca PEBELTOR una historia breve, compareciendo, que pareciera ha causado una alerta en alguien, y la ha considerado sumamente esclarecedora, y, por tanto, no válida:

Me decía así:

“I nudi non sono ammessi in questa comunity per regolamento. Ti prego di toglierlo e cambiare post”.

Que traducido al castellano viene a ser:

“Los desnudos no están permitidos en esta comunidad por reglamento. Por favor quítala y cambia la publicación”.

Y manos a la obra, porque quizás la infancia es más importante que lo que viene después, dado que todo es relativo y prestigioso. Mi disculpa, para esa ventana donde no he cumplido el reglamento con mi pulsión de “Tras levar anclas”, ha sido:

“Lo siento, a mi juicio en la literatura no existe el desnudo, no obstante, respeto su reglamento y la suprimo de su apartado. Cada cual se inspira en sus melodías y ve lo subyacente de sus pareceres. Saludos”.

Pero no me siento un Calígula, un dictador o un chicano medio emperador, sino que acontezco, sin la cabeza perdida, malo en mis fechorías, asesinatos, sobornos, drogas clandestinas y ni se sabe… Lo mismo debería estar en una cárcel de máxima seguridad, aislado de todo, con mis miserias: y con miedo. Eso sí, en mi epitafio, de haberlo, que haya alguien soñando, creyendo, amando, malo malísimo, estando… y que se le suba el espíritu con su verdadero yo, que la vida continúa. De mayor me gustaría ser escritor, y que griten, que haya marcas de agua y de todo tipo, detonantes. Es como si de alguna manera viviera, y también, es respeto, porque no me he ofendido sino todo lo contrario: he vivido convirtiendo una pared de casa en un parque de atracciones, o en la bacanal jamás vista. Así de sencillo, cada cual fabrica sus pastillas, y si el planeta se calienta demasiado, siempre podremos enfriarlo hasta que no haya marcha atrás y debamos embrutecernos.

-Uno con todo, por favor- que esto es lo que sucede/sacude cuando creces.

P.D: De los secretos y mentiras, del hilo de tensión narrativa, de la inspiración, el reglamento nunca nadie dijo nada; sí del desnudo, claro, denostándolo todo, como si las letras no pudieran trabajar en un todo sin correr riesgos… Pareciera que uno es otra cosa, extraños, y cada cual es/son sus valores. Shake baby shake.

25
Ene

Tras levar anclas

Fui actor, bailarín, barman, periodista, y congenié tanto que cuando uno tiene delante esto, puede hacerlo. Me alegro de haber servido, y de ganarme ahora la vida con la estabilidad de los que quieren tener hijos y cuidar sus relaciones. En el amor no se fuerza nada, y al poco que tanteo comprendo de voracidades. No suelo fallar. Ya estamos en otras deferencias, extraño ese algo maravilloso.

Bueno, al menos yo. Sé que ella tiene un mañana dificilísimo, agónico. Ojalá que siga con sus estudios, eso del marketing nos da juego. No termino de verla casada, su sonrisa es su mejor regalo. Mario parece que es un gilipollas enganchado a la comida japonesa, y eso que dice que están predestinados. Pero… allá cada cual. Todo se compra.  

De todos modos, da igual lo que pase, tenemos un alma gemela. Le he metido un hilo rojo sin que se entere, y como va hartita de nervios ni se enterará a tiempo. En lo que empiecen con el brindis ella ya estará hecha polvo, con frío, temblorosa. No obstante, en ese día tan importante para ella, con su familia, los padres y las sobrinas/os correteando y haciéndose fotos, deberá obviar el escozor. Después querrá el otro hacer cualquier cosa, y no podrá ni de lejos, por más que le pueda llegar a gustar. Las personas son personas. Sí, la irritación será mi destino. ¡Hostias qué gracia! ¡Menudo cuerpo tiene la virgen! Habrá que verla cuando me llame, y ahí estaré, de guardia, para ayudar, trayéndomela de nuevo a la clínica.

Ya la avisé: -Todo se aprende, podría quitarte la presión.

No me ha hecho falta ni impregnarlo en pimienta rosa, creo. La vida es bella. Todo el mundo tiene su día.

21
Ene

Las lágrimas de tu payaso

Los retratos de los vecinos, son eso, viento en las velas. Y los de uno, los porqués. Sencillamente porque somos hijos del presente, por más que parezcamos estar dispuestos a echar a correr. En Las lágrimas de tu payaso narro a ese español ligeramente imperfecto, dado a mitificar su figura, como si no fuera a pasar nada; pero contiene un componente agorero que resulta inquietante. Con ese sentimiento se quiere mostrar toda esa ardua investigación, y necesaria para otros muchos entendimientos, de quienes proporcionan asistencia sexual a personas con discapacidad.

No se defiende, ni se abandera como algo único y plausible. Se transfigura ese hospital de calle y puerta; sí, todos/as insistieron en eso, gigantes y nimios/as, en esas quietas ocasiones. ¿Cómo explicar esa obsesión que absorbe por fuera y dentro, aniquilando reacciones?, ¿quién podría?, ¿tiene sentido? 

Ciertamente, querría que no hubiera pasado nada. “Que nunca te faltaría nada, y jamás te fuéramos a dañar”, auspiciaron. Por supuesto, que no dejó de ser una realidad tan opuesta como cercana a lo que tuvimos entre manos. No protesté, no pregunté, mi papel era secundario, de gran ventana, con falsa apariencia de seguridad. De nosotros depende que sea una ayuda o una amenaza, pero sí, consciente de la forma en la que se van los días, hay sueños dentro de otros en el espacio insondable de las memorias. ¡Qué tiempo!

Lo de lidiar con situaciones de estrés, conforme la mezcla de idiomas y costumbres en tales disyuntivas nos iban flotando, salvaguardando los símbolos de las tragedias de cada cual, me han dejado tan indemne como condenado a lo efímero. Herido, e icono de vidas parisinas y las que pudiera tener justo delante. Bastaron solo diez segundos con sentir esas detonaciones, arrasando con los violentos silencios de esos/as mortales, dispuestas/os a intentarlo. Ni los últimos adelantos tecnológicos, todo pasa por la figura de dos.

Supe así, bastante tiempo después, que la supervivencia es otra cosa. ¿Cómo dejarlo atrás? ¿Dónde? No todo reposa sobre una fina manta, en nada improvisada. Se nos habla de amor eterno y de promesas, que, en realidad no valen nada, cuando los dominios de las poses altivos se apartan hasta de las miradas. No fue fácil querer saber de esas existencias. Quizás buscaba una mentira. Y por eso, siempre queremos más; pero hay que pensar lo típico:

-No espero nada de nadie a estas alturas.

Correr las cortinas, bajar las persianas, permitirse ese tiempo ocioso, y lo otro, el: “Nunca sabrás nada de mí, detrás de esta fachada”.

A veces sigo oyendo esos murmullos dentro del dolor y del impacto, de las citas, como un castigo por no haber sido suficiente. Yo, también huía de una vida a la que no me sentía ligado.

18
Ene

El Proyecto Manhattan

Nos enseñaron a soñar, a intentar vencer, a ser amables. Una auténtica lástima. Nadie acentuó el adiós. Y es lo real, lo seguro.

Mucho ser amigo de los amigos, hacer de colegas y creerse a salvo, y no, nadie ha nacido para reinar. Tras diecisiete años no es puro magnetismo, y bien sé que sus toses no se alivian con cualquier fármaco. Pero no se sabe nunca con quién se está viviendo.

Ahora bien cada día me siento mejor, tengo mi emporio. Nadie me discute, nadie me congestiona, me seca o me pide su lado de la cama y del mar. Tengo mi extraño huertecillo, y sin prisa, cuando quiero las saco, desocupándolas, muy entregado.

-Bienvenida- les digo.

No me oyen a la primera, están rellenando ese cuaderno que les obligo. Así están entretenidas. Les dejo eso y el cepillo de dientes, lo demás se lo tienen que ganar. Cuando se trata de valentía piensan. Con la comida se denota la fragilidad. Y sí, cuando son solo mías, limpitas, sean cuales sean, siguen las instrucciones. Antes y después tienen otros sus cinco minutos, y ellas. Para eso no existen seguros, para eso están las lámparas: son sus segundas vidas. Si apagan el punto de mira, saben que no necesitan más estrella.

Unas veces me amarán, otras, me odiarán; esto sí es el gran show. No, esto no es un restaurante normal, es algo real. Y me da igual que me digan que no: tengo clientela. Les invito a sentarse en la mesa, y que se sepan buscar la vida.

 

 

11
Ene

Hombres de valor

No tengo duda, hay verdades sospechosas. Ella no quiere esperar a que le salgan pretendientes, además, está la incertidumbre del riesgo implícito, y lo sabe, pero el que calla otorga; ya no hay marcha atrás.

Es lo que le queda por delante. Todavía tiene algunas vacaciones, luego lo tiene todo pensado, sobre todo, cuándo volver, pero eso jamás lo dirá, porque todo lo espera con los brazos abiertos. Sabe hacerlo. Se custodia, se ayuda.  

Parece un quiero y no puedo, más en su cabeza sólo hay dos palabras, y ese deseo puede estar de tantísimas maneras… Tanto trabajo le ha venido bien, volverá a fichar y a estar de suerte con sigilo. Como siempre, cerrará el capó con la sombra en la meta, como si no pudiera llegar, normalizándolo todo. Aunque hoy está mucho más enchufada, tiene una dinámica salvaje, ni reza, pero yo me lo sé, ya le di la vuelta a ese -te extraño– tan suyo.

Mañana lo sabrá, yo de momento no estoy. No. Soy yo mismo y me basto. Sí. Su espíritu de compasión lo sigo llevando, hoy veo venir la caricia de la bestia. Año nuevo vida nueva, y para conseguirlo tendré que trabajar duro, adaptándome de inmediato a los silencios vergonzosos y cómplices, ventanas. Todavía ni soy capaz de oler la casa nueva de tanta ferocidad con que se fue, y no quiero hacerlo de cualquier manera. El siguiente reto será dar con mi escudera, pero sin nombres propios. Casi que prefiero convencer a alguien para que se quede, que tener la puerta abierta tan contento. Es lo aprendido. Siempre nos gusta, pero no. No. No. ¡Qué Noooo!

Al continuar con la navegación entendemos que se acepta nuestra Política de cookies. Más información

Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar la experiencia de navegación, y ofrecer contenidos y publicidad de interés. Al continuar con la navegación entendemos que se acepta nuestra Política de cookies.

Cerrar