¡Y pensar que con un sueño damos fin al pesar del corazón y a los mil naturales conflictos que constituyen la herencia de la carne! ¡He aquí un término devotamente apetecible! ¡Morir… dormir, tal vez soñar!

(Ser o no ser -Hamlet-, Shakespeare)

A tan larga tregua al infortunio, no hay duda: A las personas les gusta su violencia porque les hace sentirse bien, extrañamente.

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