El tiempo nunca te espera, ni la sensación de caminar entre la niebla, el efecto de la luz en la nieve, los aguaceros que lo pueden todo o los olores de las brasas de un fuego. También los institutos, los desconocidos, esos trabajos pendientes y los billetes de ferrocarril para ir de un sitio a otro con otras prisas. Verbos, y sustantivos, que cambian. Aunque siempre nos servirá alguno… de esos días en los que todo fue una viñeta, ya fuera para aclararse, para ser un trotamundos o para ni atreverse a caminar siquiera.

En general todo pasa y todo tiene su desvelo e insatisfacción, más la impresión de desaparecer de sí mismo es algo mágico. Así está la mar hoy, insufrible, diría con pena uno que se queda; muy distinto a quien se va y no termina de irse Menudo día de baño. Ambos perturbados, desorientados. Porque inevitablemente nos centramos en los giros radicales, en las primeras tentativas, y hasta venderíamos sangre para comer. Bravuconadas, dado que no hemos aprendido a estar, ni en los trabajos y los días ni en las vacaciones.

Todo, por los imperativos morales, de los más aciagos, hasta que los mismos cobran un aspecto diferente: de desobediencia civil, de prenderles fuego. Perdería la facultad del habla, acabaría dejando ciego a todo el mundo, dirían esos dos de antes, indistintamente, si hubieran aprendido a vivir. Algo extraño, antinatural, o no del todo apropiado. Significativo trastorno en las condiciones fundamentales de vida que se precisan de cuando en cuando.

Hasta tanto, con no infringir la intimidad de los demás, me vale. -¡No he visto nada!- diré. Y convendría también saber decir: -Eso ni es asunto mío. Lo siento-. Así, las horas, serán eso, horas; y los trabajos y los días constituirán un pequeño paso adelante, los mismos que nos dan las naturalezas, yendo y viniendo a su son, con la intensidad añadida del volver para todo o nada en un cara a cara sinigual una y otra vez, y no esos movimientos sinuosos de los animales encerrados en los zoos que miran con miedo por entre los barrotes, de dentro afuera y viceversa.

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