Palabra que no puedo. Créeme que te di nombre. Sé que lo habrás hecho bien. Créeme, no ha habido forma. No me acostumbro. Son muchos pueblos, dispersos; y no se sabe por qué me coinciden los días. Este año es poco propicio, es así.

Comprendo mucho tu razón de ser. ¡No te olvido bailarina mía!, no te olvido. Dejaré que me empujes… Dos cosas antes: vuelve, ¿vale?, y huélela, es tuya. Te la mereces.

Te extraño pequeña. Hija, no te quedes a dormir fuera de casa por esto, no vuelvas a decirle que te di permiso; luego te recojo. Mamá te habrá visto, seguro que habrá abierto una rendija por entre las nubes: luce su sol extraño.

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