No es falta de ánimo ni de valor, menos aún de compromiso. Extrañar, extrañamos todos… ¿Pero qué clase de criminal sería si lo que quiero es acercarme de verdad al sentimiento?… Memorizo formas, lo veo y no es poco. ¡Qué atrevida es la ignorancia!… Ni los días del abandono me dejan perderme. Pero, como dicen: saber dos idiomas siempre ayuda a aprender un tercero.

No tengo que felicitarle el cumpleaños, y ya son tres sin él; no tengo que preocuparme en darle su palabra a tiempo. Nadie cambia el oro por el cobre. Mejor así. Son soldados los que luchan, y soldados los que mueren: eso me enseñó… Había días, que sin decir nada, podríamos haber montado un sindicato de asesinos, pero uno se acostumbra a como son las cosas, y en esta cotidianidad, ni nos vemos invencibles hasta que lo somos: es el derecho a la vida. Ahora, tengo mis opciones, y él lo sabe: espero no rendirme.

En tierra o mar, esclavos ricos, procuraré recordar no sólo la canción del pirata, sino también que siempre conviene saber a qué país pertenece cada barco: son viejas normas, ya se sabe.

En memoria de mi padre

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