Tag: guerras

7
May

El payaso Bondadoso

Si no estás dispuesto a todo, no te acerques demasiado a mí” decía siempre el payaso Bondadoso. Era un doctor que vivía bajo una identidad falsa, que no se creía las mentiras, y que tenía una misión secreta y peligrosa, a pesar de haber tenido su momento de gloria como profesional del boxeo, aunque estuvo muy feo leer telegramas destinados a los demás.

Menos la mueca de una sonrisa, prácticamente optaba ya por ignorarlo todo, dispuesto y a la par relajado en su consulta, aparentemente desmembrado y casi que reducido a poco más que un objeto fundido en indiscernibles amasijos.

-Si no estás dispuesto a todo, no te acerques demasiado a mí -recetaba a quien osase pasar a su consulta, sin moverse ni un ápice. -Ahora puedes descansar -terminaba despidiéndolos, fueran quiénes fueran. ¿Pero cuál era su secreto?, más si cabe si se le veía erguirse y caminar, doblándosele los zapatos en los peldaños de los escalones, que ya casi nunca hacía.

-Lo único que no tengo es anestesia -escuchó alguien, o dijo haberlo escuchado del mismo.

En efecto. Ese doctor trabajaba sin anestesias. Lo más que tenía era un susurro rítmico y entrecortado y su esparcimiento.

-Para ser sincera, yo hasta en la guerra estaba mejor que ahora -llegó a presentársele una clienta muy intransigente.

Pero a él no le daba la gana vivir como a un imbécil. Tenía su propia medicina, porque le dolía mucho la cabeza, ingrávido, silencioso y gentil, entre sus pupilas y el horizonte. 

-No te preocupes por mí, vieja, que voy a estar muy bien -decían que le llegó a responder así a la anciana, la de la guerra. Sin ni girarse para mirarla. Y pasó de ella, tumbado a lo ancho y largo, haciendo de su vida como si nada. Al cabo de una hora, que para él fue un segundo y para la vieja más de una semana, terminó acercándosele la señora y echándose junto al monigote del médico.

-Ahora puedes descansar -le despidió entonces, acertada y enternecidamente, dejándola cariacontecida -tranquila, no hay prisa. Usted relájese señora. Es mejor que tomar decisiones desesperadas. 

Donde jamás volvió el payaso Bondadoso fue a su casa, y no por la señora, prefiriendo la distancia al odio de sus dos hijos. Cada uno tenía sus guerras.

Al continuar con la navegación entendemos que se acepta nuestra Política de cookies. Más información

Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar la experiencia de navegación, y ofrecer contenidos y publicidad de interés. Al continuar con la navegación entendemos que se acepta nuestra Política de cookies.

Cerrar