No, no seas víctima del pecado de los demás…

la libertad es no tener nada que perder.

Se pueden respirar los deseos de otro:

los miedos son la peor enfermedad,

no me hagas llevarte al desierto…

tú sabes que voy muy en serio,

yo sé lo que es quererte más.

Si tu pecado no soy yo,

¿por qué del trato?…

¿y, tantos rezos?

He hecho daño,

volvería a caer,

¿vergüenza?

No queda.

Extraña,

vicia,

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