¿Seré víctima doble, de esas de todas?

¿Por qué me ocultas un secreto?

¡No seas extraña!, para nada.

¿Eres esa que ibas…?

Si las cosas son mutuas.

¡Vamos! Accede, consulta.

Exenta de sofisticación

no dejas de mandar.

Vegetas, crees, trasciendes,

charlas distendida.

Asómame a tu interior,

o a una vida: accede.

Tu compañía así es bancarrota.

Ese mundo parece ajeno

y mendigo profesional.

¡No seas extraña!

Es que me lío,

¡Eres tan exclusiva!

¡Quédeme y olvídeme!,

¿ni para ti ni para mí?

¡desdibuja mi rabia ya

 de basurero distante!

Si puedo elijo ¡mujer!:

ventanita… ábrete…

Pufff… ¡Ehhh! Sujeto indolente:

que también bifurcas senderos

en tan grandes guerras.

Explórame, cae en los complejos.

Uno no sabe si es hombre o infante,

o si beber o disciplinarse…

Dime en tu ventana ¿quién eres?

¡Informa! Extiende pertenencias,

renuncia a tu condición…

Hazme pucheros si acaso.

¿Conversamos

y dejamos de ser extraños?

Tu calor forma mis traviesas,

ingeniera jefa.

Arrójate a los leones.

Tóseme, ataca.

Te bajaría del cielo a escobazos,

te atusaría los cabellos.

Yo también querría la vida sin secretos,

pero no puede ser… No.

No seas tan bucólica,

vístete de gala.

Maquilla el alma, degradémonos:

Si  está todo por hacer,

esto ya lo hemos visto.

Seamos extraños.

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