Aquello que creía desear me hizo reaccionar. Me dejaste a medias, extraña, como casi siempre. Y vieja, era vieja. ¡Mírame ahora! ¡Mira si tienes narices! ¿Imaginas algo mejor? Ni el oro mi vida… ¡Y te extrañaba que bebiera!

Bien, aprovecha esta segunda oportunidad, no te quedan más bazas que jugar. Ten en cuenta que me siento más bella, y no negaré que me tienta bastante seguir así… Y hoy estoy ante ti no para regocijarme por la máquina del tiempo, sino para decirte que me prepararé el té como me dé la gana gilipollas… Y que sepas que no te he quemado por respeto.

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